Al igual que en el resto de la América hispánica, los conquistadores llegados al Nuevo Reino de Granada
fundaron gran cantidad de ciudades en un afán de controlar rápidamente
el territorio, de modo que la mayor parte de estas poblaciones ya
estaban fundadas para cuando Carlos II promulgó la Recopilación de las Leyes de los Reinos de Indias en 1680,
en las cuales aparecían detalladamente las medidas y formas que debían
seguir los trazados urbanos, así como todo lo relativo a su gobierno. No
obstante, ya en 1542, Carlos I había promulgado, dentro de las Leyes Nuevas su Instrucción y reglas para poblar. Código para todas las colonias y Felipe II en 1573 había expedido ordenanzas bajo el título de El orden que se ha de tener en descubrir y poblar; estas son consideradas el primer código de urbanismo de la Edad Moderna.
De esta manera, las ciudades fundadas durante la Conquista y la Colonia
en la Nueva Granada siguen, en mayor o menor medida, las normas
expedidas desde la metrópoli arriba mencionadas, lo que se evidencia
especialmente en los Conjuntos Monumentales de Popayán, Tunja (al estilo castellano manchego), Pamplona y Villa de Leyva.
Esto queda evidente en su trazado común, conformado por manzanas
cuadradas organizadas en una cuadrícula cuyo centro era la plaza mayor,
sobre la cual se construyeron el templo católico y demás edificios del
poder religioso y civil. Las viviendas de los conquistadores y demás
personas que los acompañaran se ubicaban sobre la plaza o en las
manzanas adyacentes, alejándose de la plaza según descendieran en rango e
importancia
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